jueves, 15 de agosto de 2013

Oración bizantina en la Dormición de la Virgen María


Las potencias supremas de los cielos, presentándose en coro ante su soberano, escoltan llenas de temor el cuerpo purísimo que ha acogida a Dios; la preceden en la subida, invisibles, gritan a las huestes que están en las alturas: Mirad, llega la Madre de Dios, Reina del universo.

Alzad los dinteles y acoged con honores dignos del Reino ultramundano a Aquella que es la Madre de la Luz eterna. De hecho, gracias a Ella se ha llevado a cabo la salvación de todos los mortales. No podemos fijar en Ella nuestro rostro y es casi imposible no tributarle dignas alabanzas.

Su sobreeminencia excede a toda mente. Tú, oh Inmaculada Madre de Dios, que siempre vives junto a tu Rey e Hijo portador de vida, incesantemente intercedes para que sea preservado y salvado de todo ataque adverso tu nuevo pueblo: nosotros nos gozamos de tu protección, y por siglos, con todo esplendor, te proclamamos bienaventurada.

Cuando te marchaste, oh Madre de Dios, junto a Aquél que de ti nació inefablemente, estaban presentes Santiago, hermano de Dios y primer pontífice, junto a Pedro, venerabilísimo y sumo corífeo de los teólogos, y de todo el coro divino de los apóstoles.

Con himnos teológicos los apóstoles celebraban el divino y extraordinario misterio de la economía del Cristo Dios; y prestando los últimos cuidados a tu cuerpo, origen de vida y morada de Dios, se regocijaban, oh digna de todo canto.

Desde lo alto las santísimas y nobilísimas huestes angélicas miraban con estupor el prodigio y, con la cabeza inclinada, las unas a las otras se gritaban : Alzad los dinteles, y acoged a Aquella que ha dado a luz al Creador del cielo y de la tierra; celebremos con himnos de gloria el cuerpo santo y venerable que ha hospedado al Señor que a nosotros no se nos ha dado a contemplar. Y nosotros, festejando tu memoria, a ti gritamos, oh digna de todo canto: Alza la frente de los cristianos y salva nuestras almas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario