martes, 30 de junio de 2015

Oraciones de los Santos Protomártires de Roma


Dios nuestro,
que consagraste los comienzos de la Iglesia de Roma
con la sangre de numerosos mártires,
concede que su valor en tan arduo combate nos fortalezca,
y su gloriosa victoria nos llene siempre de alegría.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

lunes, 29 de junio de 2015

Prefacio de los santos Pedro y Pablo


En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Porque en los apóstoles Pedro y Pablo
has querido darnos un motivo de alegría:
Pedro fue el primero en confesar la fe;
Pablo, el maestro que la anunció con claridad;
Pedro fundó la primitiva Iglesia con el resto de Israel;
Pablo la extendió entre los paganos llamados a la fe.

De esta forma, Señor,
por caminos diversos,
congregaron a la única familia de Cristo;
y coronados por el martirio,
son igualmente venerados por tu pueblo.
Por eso, con todos los ángeles y santos,
te alabamos, proclamando sin cesar:

Santo, Santo, Santo
es el Señor,
Dios de universo.
Llenos están el cielo y la tierra
de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor
Hosanna en el cielo

viernes, 26 de junio de 2015

Pasión de san Pelayo, según el Pasionario Hispánico

Maestro de Becerril - Martirio de San Pelayo

Vida y pasión del mártir san Pelayo, que sufrió martirio en la ciudad de Córdoba bajo el reinado de Abderramán, el día veintiséis de junio. R/. Demos gracias a Dios.

3. Habiéndose desencadenado una brutal persecución contra los cristianos en aquellos tiempos, aconteció que las huestes de toda Hispania se lanzaron contra Galicia con el objeto de que, si era posible, después de arrasarla totalmente, la dominación extranjera sometiese a todos los fieles. Pero la ayuda divina no dejó de frenar la temeridad de los que injustamente se lanzaban contra los suyos. Así pues, habiendo llegado a ese lugar las citadas huestes, les salió al encuentro el ejército de los cristianos y se enfrentaron unos contra otros. Pero siendo costumbre del rey de los vasallos cristianos tener consigo a los obispos en las campañas, al entablar el combate el pueblo de Dios fue totalmente puesto en fuga, de tal modo que fueron hechos prisioneros con algunos vasallos incluso los propios obispos, entre los cuales hubo uno llamado Ermogio, que cargado de cadenas quedó encarcelado con los demás en Córdoba.

4. Pero como son muchos los signos divinos en aquellos, a quienes Dios omnipotente llama al Reino de los Cielos, este obispo Ermogio, harto de las limitaciones de la cárcel y del peso de las cadenas, en su lugar dejó en rehenes a su sobrino Pelayo, manteniendo la esperanza de que, al marcharse, enviaría cautivos para rescatar a su sobrino. Pero se hicieron presentes los acostumbrados favores de Dios, que iluminaron a Pelayo, de tal manera que tuvo la cárcel como una prueba y una limitación de los alimentos ordinarios, sin los que la fragilidad humana no puede resistir y consideró esta prisión como una purificación de sus pecados, porque cuando estaba en su patria no podía vivir sin los incentivos de los vicios; porque un hombre encumbrado en los honores muy difícilmente es capaz de agradar a Dios, ya que cada uno exige lo suyo. Por ello dice el Señor que es estrecho el camino, que conduce a la Vida, ancho en cambio, y espacioso el que lleva a la perdición. En realidad, cuanto más fácil es deslizarse al abismo por la prosperidad, tanto más conveniente es para todos llegar a las alturas a través de quebradas y asperezas; mejor aún cuánto más uno se asemeja a la muerte, tanto más se acerca al coro de los ángeles.

5. Considerando, pues, san Pelayo que todo esto se lo había inspirado Dios, según cuenta su historia, vivía con cuidado en la cárcel, en la que había sido encerrado a la edad de diez años más o menos. Cómo se comportaba allí, ni lo silencian sus compañeros, ni lo calla el rumor. Era, en efecto, casto, sobrio, apacible, cauto, entregado a la oración, constante en la lectura de las Escrituras, no se olvidaba de los mandamientos del Señor, aficionado a las conversaciones honestas, alejado de las malas, poco propenso a la risa. Había leído, en efecto, a su maestro Pablo, que velaba por la pureza de la enseñanza, se entregaba a la oración, ayudaba en los apuros y no faltaba en las tribulaciones. Por ello era inteligente en la lectura y dotado para la ciencia. Ese era su modo de vida. Cuando discutía, si por casualidad se hallaba presente algún charlatán de otro credo religioso, salía refutado. Conservaba, además, en su alma y en su cuerpo la castidad, de tal forma que se podría creer que no pensaba en otra cosa sino en su futuro martirio, porque dejaba translucir signos de que no perdería los goces del Cielo. ¿Quién no aplaudiría a una persona de tales cualidades, a la que por un favor especial adornaba ya una belleza paradisíaca? Sin duda lo instruía por dentro Cristo, que externamente lo embellecía, para que honrara al Maestro con la hermosura de su cuerpo él, que en su alma se comportaba indudablemente como digno discípulo, purificando su cuerpo y preparando la morada para que en ellas un poco después se alegrara el Esposo y, glorificado por Él a causa de su santa sangre derramada, como siervo digno de honor se uniera a Él y a sus abrazos entre los coros de los santos. De este modo enriquecido con la doble corona de la virginidad y del martirio conseguiría un doble triunfo sobre el enemigo, el de aborrecer las riquezas y el de no ceder a los vicios, y sería coronado por el Señor por haber despreciado aquello, por lo que se alegra constantemente el Diablo. Así, pues, alcanzó merecidamente el doble triunfo quien había pisoteado al horrible Enemigo y a sus secuaces, manteniéndose, sin embargo, san Pelayo firme, al resistir a sus promesas, y digno de elogio por no ceder a los vicios. Y, cuanto más se esforzaba el viejo Enemigo de doble cresta en atraparlo en sus maldades, unas veces abiertamente, otras solapadamente, tanto más el miserable, descubierto en la astucia de su propia malicia, porque es mentiroso y padre de la mentira, caía abatido a sus pies por voluntad de Dios.

6. Habiendo realizado estas acciones loables por espacio de tres años y medio, casualmente un día se presentaron con vistas a una recompensa algunos de los servidores 5 de un paje del rey, los cuales contaron a su señor que la belleza del rostro de san Pelayo era extraordinaria. Y no sin razón aparecía hermoso por fuera, porque más hermoso en su interior tenía las complacencias de nuestro Señor Jesucristo. Y así estos hombres necios e ignorantes de la verdad se proponían hundir en el fango de los vicios su hermosura, a la que nuestro Señor prometía colocar a su diestra entre los coros de los santos vírgenes, sin darse cuenta los miserables que no podían enfrentarse a Dios ellos, que no tienen poder ni siquiera para hacer blanco o negro su pelo 6. Habiendo llegado entretanto, esta noticia a oídos del rey, le llenó de satisfacción, no santa por cierto, el hecho de que el siervo de Dios, incluso, en las estrecheces de la mazmorra apareciera hermoso. Por ello, pues, estando celebrando un banquete envió a sus oficiales a que pusieran a la contemplación de sus ojos a la futura víctima de Cristo. Pero, como todo es posible para Dios omnipotente, los oficiales llevando a efecto las órdenes arrastraron precipitadamente con sus cadenas al siervo de Dios Pelayo, de modo que al cortarlas saltaron sobre el salón del rey, rechinando con gran estruendo, alegrándose los mentecatos de ofrecer a un rey mortal a aquél, con cuya alma ya se había desposado Cristo con fidelidad inseparable. Vestido, pues, con traje real lo presentaron ante su vista, musitando al oído del santo niño que su belleza era llevada para recibir un honor muy grande.

7. El rey en seguida le dijo: «Niño, te encumbraré con grandes honores, si reniegas de Cristo y dices que nuestro profeta es verdadero. ¿No ves de cuáles y cuántos reinos somos dueños? Te daré además una gran cantidad de oro y plata, los mejores vestidos, adornos de gran valor. Tomarás también al que quieras de entre estos pajes, que te servirá a tu gusto. Te regalaré también palacios para vivir, caballos para montar, placeres para gozar. Sacaré además de la cárcel a cuántos me pidas y, si quieres, invitaré a venir a este país a tus padres y les concederé grandes honores». San Pelayo, desdeñando todo esto y considerándolo despreciable, contestó: «Esto que me ofreces, oh rey, no es nada, y no renegaré de Cristo. Soy cristiano, lo he sido y lo seré; porque todas las cosas tienen fin y pasan a su tiempo, pero Cristo, a quien yo adoro, no tiene fin, porque tampoco tiene principio. Él es el que con el Padre y el Espíritu Santo es un sólo Dios, que nos hizo de la nada y todo lo tiene en su poder».

8. Entretanto, como el rey bromeando quisiera ponerle la mano encima, san Pelayo le increpó: «Déjame, perro, ¿es que me tienes por un afeminado, semejante a los tuyos?» Y al instante desgarró los vestidos que llevaba puestos y se presentó cual valiente atleta en la palestra, prefiriendo morir dignamente por Cristo antes que vivir vergonzosamente con el Diablo y ensuciarse con el pecado. Pensando el rey que todavía podría convencerlo, ordenó a sus pajes que trataran de halagarlo con prácticas seductoras, por si apostatando se acomodaba a los lujos reales. Pero él, con la ayuda de Dios, se mantuvo firme y resistió valiente proclamando sólo que Cristo existía y que él obedecería siempre a sus mandamientos. Al ver el rey que su ánimo lleno de fuerza resistía a sus presiones y dándose cuenta de que había sido despreciado en sus bajos apetitos, encolerizado dijo: «Colgadlo en garruchas de hierro y con sus miembros fuertemente tensados levantadlo y bajadlo hasta que exhale su vida o niegue que Cristo es Dios».

9. Soportando el tormento con ánimo valiente se mantenía decidido san Pelayo, que no rehusaba en absoluto padecer por Cristo. El rey al ver su fortaleza inconmovible mandó que lo cortaran en trozos con la espada y lo arrojaran al río. Los sayones, una vez que recibieron esta orden, se ensañaron contra él, puñal en mano, con una crueldad tan inhumana, que parecía que preparaban el sacrificio de aquél a quien sin ellos saberlo, era necesario inmolar en la presencia de nuestro Señor Jesucristo. Y el que estaba ya elegido en el Cielo sufría todavía cruelmente en la tierra, porque uno le amputó de un tajo un brazo, otro le cortó las piernas, otro incluso no cesó de darle golpes en la cabeza. Entretanto, el mártir se mantenía firme y la sangre abundante corría a goterones de su cuerpo como sudor. A nadie invocaba sino a nuestro Señor Jesucristo, por quien el santo no rehusaba sufrir diciendo: «Señor, líbrame de la mano de mis enemigos».

10. El poder de Dios no lo abandonó, convirtiéndolo en confesor en medio de los tormentos y mártir glorioso en el Cielo bajo el filo de la espada. En fin, las manos que levantaba a Dios, aquellos malvados se las cercenaban con la espada. En medio de estos tormentos san Pelayo jadeaba agotado y, como no había un hombre que se compadeciera de él, sólo invocaba a Dios. Clamaba el valiente atleta, pero el Señor estaba presente en el combate y le decía: «Ven, recibe la corona que te tenía prometida desde el principio» 8. Entretanto su espíritu partió hacia el Señor, su cuerpo, en cambio, fue arrojado al cauce del río. Y pese a ello no faltaron fieles, que lo buscaron y lo sepultaron con honor. Su cabeza la conserva el cementerio de San Cipriano; su cuerpo, en cambio, el prado de San Ginés.

11. Oh martirio realmente digno de Dios, que comenzó a la hora séptima y terminó al atardecer de ese mismo día. ¿Quién será capaz de expresar con palabras un premio semejante? En efecto, por las estrecheces de la cárcel le fue concedida la gloria del Cielo, por las angustias temporales mereció las recompensas celestiales, por la patria que dejó posee el paraíso que ansió. Dejó ciertamente a sus padres y hermanos, pero ahora tiene por compañeros a los ángeles. La palabra de Dios dice: «Todo el que abandona a su padre y a su madre y las demás cosas por mi nombre, recibirá el cien por cien y poseerá la vida eterna» 9. Soportó en sus miembros la espada que ahora posee el Reino de los Cielos.

12. ¡Oh santísimo testigo Pelayo, que en medio de los halagos y amenazas confiesas a Cristo y no cedes a las seducciones prefiriendo morir por la verdad antes que vivir con el mundo y carecer de la justicia! Aquél, a quien ya tenía en el número de sus elegidos, no quiso ceder a las promesas de los malvados. Por ello te pedimos, oh santo mártir, que protejas a la Iglesia y que sostengas sin cesar con tu ayuda a los que ves servirte con las ceremonias del culto, para tenerte ante Dios por patrono a ti, a quien Galicia vio nacer, y Córdoba te glorifica por la sangre de tu martirio. Así, pues, este beatísimo Pelayo a la edad aproximada de trece años y medio, sufrió el martirio en la ciudad de Córdoba, como se ha dicho, bajo el reinado de Abderramán el domingo, a la hora décima del día veintiséis de junio, en la Era 964 10.

13. Reinando nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios uno en la Trinidad por los siglos de los siglos. R/. Amén.

jueves, 25 de junio de 2015

Consagración al Corazón de Jesús

Cristo del Otero - Palencia

Jesús dulcísimo, Redentor del género humano,
míranos arrodillados humildemente en tu presencia.
Tuyos somos y tuyos queremos ser;
y para estar más firmemente unidos a Ti,
hoy cada uno de nosotros se consagra voluntariamente
a Tu Sagrado Corazón.
Muchos nunca Te han conocido;
muchos Te han rechazado, despreciando tus mandamientos.
Compadécete de unos y de otros, benignísimo Jesús,
y atráelos a todos a Tu Sagrado Corazón.
Reina, Señor, no sólo sobre los que nunca se han separado de Ti,
sino también sobre los hijos pródigos que Te han abandonado;
haz que vuelvan pronto a la casa paterna,
para que no mueran de miseria y de hambre.
Reina sobre aquellos que están extraviados por el error
o separados por la discordia,
y haz que vuelvan al puerto de la verdad y a la unidad de la fe,
para que pronto no haya más que un solo rebaño y un solo pastor.
Concede, Señor, a Tu Iglesia una plena libertad y seguridad;
concede a todo el mundo la tranquilidad del orden;
haz que desde un extremo al otro de la tierra
no se oiga más que una sola voz:
Alabado sea el Divino Corazón,
por quien nos ha venido la salvación;
a Él la gloria y el honor
por los siglos de los siglos.
Amén.

miércoles, 24 de junio de 2015

Cántico del Benedictus

Bartolomeo Venetto - San Juan Bautista

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

martes, 23 de junio de 2015

Para vivir en el amor y respeto al Santo Nombre del Señor


Concédenos, Señor y Dios nuestro,
vivir siempre en el amor y respeto a tu santo nombre,
ya que en tu providencia nunca abandonas
a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.

lunes, 22 de junio de 2015

Por los católicos ingleses


Oremos por los católicos de Inglaterra, que a lo largo de los siglos han sufrido la persecución a causa de su fidelidad a la Iglesia, para que el Señor siga sosteniendo su fe, y sean un constante testimonio de lealtad al primado de Pedro.

La imagen que vemos pertenece a la Catedral de la Preciosísima Sangre de Cristo de Westminster en Londres. Se trata del templo principal de la iglesia Católica en Inglaterra y Gales. Es la sede del arzobispo primado de la iglesia Católica en Inglaterra y Gales. La catedral, la mayor iglesia católica de Inglaterra y Gales y no debe ser confundida con la abadía de Westminster (de la iglesia anglicana) está situada en Victoria, SW1, en la ciudad de Westminster. La catedral de Westminster es la sede del arzobispo de Westminster, actualmente, el Cardenal Nichols, cabeza de la arquidiócesis de Westminster. Debido a la importancia de la sede, todo arzobispo de Westminster es nombrado cardenal.

sábado, 20 de junio de 2015

Letanías al Sagrado Corazón de san Juan Eudes


Corazón divino de Jesús 
Corazón amante y manso
Corazón humilde y misericordioso
Corazón del eterno Padre 
Principio del Espíritu Santo
Corazón fiel a la divina Voluntad
Corazón de Jesús, Corazón de la Virgen Madre
Corazón herido por la lanza
Corazón sacerdotal
Fortaleza de los débiles
Refugio de los pecadores
Cordero encendido en el amor por el hombre
Alegría y esperanza de nuestro corazón
Corazón amado de nuestro corazón
Vida y norma de nuestro corazón Ten piedad de nosotros
De todo pecado Líbranos, Señor
De la soberbia de la vida 
De la ceguera del corazón 
De la resistencia a la Gracia 
Por tu amor infinito al Padre celestial 
Por tu amor a María Virgen y Madre
Por tu amor a todos los hombres 
Por tus eternos goces Líbranos, Señor

Oración
¡Oh Dios, que por obra de tu amor
nos hiciste miembros de tu único Hijo
y nos diste tener con El un mismo Corazón!;
concédenos cumplir con amor tu voluntad,
para que, deseando lo que te agrada,
podamos ver cumplidos nuestros justos deseos.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

viernes, 19 de junio de 2015

Por los monjes camaldulenses


Oremos por los monjes y monjas camaldulenses, que buscan a Dios en la soledad de sus monasterios y de sus celdas, para que el Señor siga suscitando en la Iglesia vocaciones que se consagren totalmente a su gloria, y sacrifiquen su existencia por el Reino de los Cielos, en favor de todos los hombres y de la Iglesia.

Oración a San Romualdo

Oh glorioso /Confesor de Cristo, Romualdo, Padre y Guía de los Camaldulenses, intercede por la salvación nuestra y la de todos. Para que con la ayuda de tus oraciones consigamos el Reino de los Cielos.

V/. Socorre con tu piadosa intercesión a los que militamos bajo tu santa disciplina.
R/. Para que con la ayuda de tus oraciones consigamos el Reino de los Cielos.
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/. Para que con la ayuda de tus oraciones consigamos el Reino de los Cielos.
V/. Ruega por nosotros, Santo Padre Romualdo.
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.



OREMOS: Oh Señor, te rogamos que mires propicio a tu familia, que confía en el patrocinio de san Romualdo; para que merezca tener como intercesor ante tu majestad en el cielo, al mismo que eligió como maestro de su vida en la tierra. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén.

jueves, 18 de junio de 2015

San Pablo a los Corintios

Franceso Sachi - San Pablo escribiendo

Ojalá me toleraseis unos cuantos desvaríos;
bueno, ya sé que me los toleráis.
Tengo celos de vosotros, los celos de Dios;
quise desposaros con un solo marido,
presentándoos a Cristo como una virgen intacta.
Pero me temo que, igual que la serpiente sedujo a Eva con su astucia,
se pervierta vuestro modo de pensar
y abandone la entrega y fidelidad a Cristo.
Se presenta cualquiera predicando un Jesús diferente del que yo predico,
os propone un espíritu diferente del que recibisteis,
y un Evangelio diferente del que aceptasteis,
y lo toleráis tan tranquilos.
¿En qué soy yo menos que esos superapóstoles?
En el hablar soy inculto, de acuerdo;
pero en el saber no,
como os lo he demostrado siempre y en todo.
¿Hice mal en abajarme para elevaros a vosotros?
Lo digo porque os anuncié de balde el Evangelio de Dios.
Para estar a vuestro servicio,
tuve que saquear a otras Iglesias, aceptando un subsidio;
mientras estuve con vosotros, aunque pasara necesidad,
no me aproveché de nadie;
los hermanos que llegaron de Macedonia
proveyeron a mis necesidades.
Mi norma fue y seguirá siendo no seros gravoso en nada.
Lo digo con la verdad de Cristo que poseo;
nadie en toda Acaya me quitará esta honra.
¿Por qué?, ¿porque no os quiero?
Bien lo sabe Dios.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9,6-11

lunes, 15 de junio de 2015

ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación.


Secundando su obra,
os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios,
porque él dice: 
«En tiempo favorable te escuché,
en día de salvación vine en tu ayuda»;

pues mirad,
ahora es tiempo favorable,
ahora es día de salvación.

Para no poner en ridículo nuestro ministerio,
nunca damos a nadie motivo de escándalo;
al contrario, continuamente damos prueba
de que somos ministros de Dios
con lo mucho que pasamos:
luchas, infortunios, apuros, golpes, cárceles, motines, fatigas,
noches sin dormir y días sin comer;
procedemos con limpieza, saber, paciencia y amabilidad,
con dones del Espíritu y amor sincero,
llevando la palabra de la verdad y la fuerza de Dios.
Con la derecha y con la izquierda empuñamos las armas de la justicia,
a través de honra y afrenta, de mala y buena fama.

Somos los impostores que dicen la verdad,
los desconocidos conocidos de sobra,
los moribundos que están bien vivos,
los penados nunca ajusticiados,
los afligidos siempre alegres,
los pobretones que enriquecen a muchos,
los necesitados que todo lo poseen.

Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (6,1-10)

domingo, 14 de junio de 2015

Yo soy el Señor, que humilla los árboles altos y ensalza los árboles humildes


Esto dice el Señor Dios:
«Arrancaré una rama del alto cedro y la plantaré.
De sus ramas más altas
arrancaré una tierna
y la plantaré en la cima de un monte elevado;
la plantaré en la montaña más alta de Israel;
para que eche brotes y dé fruto
y se haga un cedro noble.
Anidarán en él aves de toda pluma,
anidarán al abrigo de sus ramas.
Y todos los árboles silvestres
sabrán que yo soy el Señor,
que humilla los árboles altos
y ensalza los árboles humildes,
que seca los árboles lozanos
y hace florecer los árboles secos.
Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré.»

Lectura del Profeta Ezequiel (17,22-24)

sábado, 13 de junio de 2015

Dejaos reconciliar con Dios


El amor de Cristo nos apremia,
al considerar que si uno solo murió por todos,
entonces todos han muerto.
Y él murió por todos,
a fin de que los que viven
no vivan más para sí mismos,
sino para Aquel que murió y resucitó por ellos.

Por eso nosotros, de ahora en adelante,
ya no conocemos a nadie con criterios puramente humanos;
y si conocimos a Cristo de esa manera,
ya no lo conocemos más así.

El que vive en Cristo es una nueva criatura:
Lo antiguo ha desaparecido,
un ser nuevo se ha hecho presente.
Y todo esto procede de Dios,
que nos reconcilió con él por intermedio de Cristo
y nos confió el ministerio de la reconciliación.

Porque es Dios el que estaba en Cristo,
reconciliando al mundo consigo,
no teniendo en cuenta los pecados de los hombres,
y confiándonos la palabra de la reconciliación.

Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo,
y es Dios el que exhorta a los hombres por intermedio nuestro.
Por eso, os suplicamos en nombre de Cristo:
Dejaos reconciliar con Dios.

A Aquél que no conoció el pecado,
Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro,
a fin de que nosotros seamos justificados por él.

Segunda Carta del Apóstol san Pablo a los Corintios 5, 14-21

viernes, 12 de junio de 2015

Letanías al Sagrado Corazón de Jesús


Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo,
ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo,
ten piedad de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios,
ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.
R: Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen María, R/.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al Verbo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, R/.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, R/.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor, R/.
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad, R/.
Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor, R/.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, R/.
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza, R/.
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones, R/.
Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros de la sabiduría y la ciencia, R/.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud de la divinidad, R/.
Corazón de Jesús, en quién el Padre halló sus complacencias, R/.
Corazón de Jesús, en cuya plenitud todos hemos recibido, R/.
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados, R/.
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, R/.
Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan, R/.
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad, R/.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, R/.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos, R/.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, R/.
Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, R/.
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra, R/.
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, R/.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, R/.
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan, R/.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren y esperan, R/.
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos, R/.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
óyenos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
ten piedad y misericordia de nosotros.
Jesús, manso y humilde de corazón,
haz nuestro corazón semejante al Tuyo.
Sagrado Corazón de Jesús,
en Vos confío.

Sagrado Corazón de María,
salvad el alma mía.

Jesús y María os quiero con toda mi alma,
salvad almas y salvad el alma mía.

jueves, 11 de junio de 2015

Oración a san Bernabé


Señor Dios,
que para convertir a los paganos
elegiste a san Bernabé,
hombre lleno de fe y del Espíritu Santo;
concede que el Evangelio de Cristo,
predicado por él con tanta firmeza,
sea siempre anunciado fielmente
con palabras y obras.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

miércoles, 10 de junio de 2015

El Ministerio del perdón


Esta confianza con Dios la tenemos por Cristo.
No es que por nosotros mismos
estemos capacitados para apuntarnos algo,
como realización nuestra;
nuestra capacidad nos viene de Dios,
que nos ha capacitado para ser ministros de una alianza nueva:
no de código escrito, sino de espíritu;
porque la ley escrita mata,
el Espíritu da vida.
Aquel ministerio de muerte
–letras grabadas en piedra–
se inauguró con gloria;
tanto que los israelitas no podían fijar la vista en el rostro de Moisés,
por el resplandor de su rostro, caduco y todo como era.
Pues con cuánta mayor razón el ministerio del Espíritu resplandecerá de gloria.
Si el ministerio de la condena se hizo con resplandor,
cuánto más resplandecerá el ministerio del perdón.
El resplandor aquel ya no es resplandor,
eclipsado por esta gloria incomparable.
Si lo caduco tuvo su resplandor,
figuraos cuál será el de lo permanente.

lunes, 8 de junio de 2015

Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios


¡Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
Padre de misericordia y Dios del consuelo!
Él nos alienta en nuestras luchas
hasta el punto de poder nosotros alentar a los demás
en cualquier lucha, repartiendo con ellos
el ánimo que nosotros recibimos de Dios.
Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros,
gracias a Cristo rebosa en proporción nuestro ánimo.
Si nos toca luchar, es para vuestro aliento y salvación;
si recibimos aliento,
es para comunicaros un aliento
con el que podáis aguantar los mismos sufrimientos
que padecemos nosotros.
Nos dais firmes motivos de esperanza,
pues sabemos que si sois compañeros en el sufrir,
también lo sois en el buen ánimo.

Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1,1-7)

viernes, 5 de junio de 2015

Por la iglesia alemana


Oremos al Señor por la Iglesia Católica en Alemania, fecundada con la sangre de san Bonifacio, para que se mantenga fiel a Cristo y se renueve en sus costumbres e instituciones. La Iglesia alemana vive momentos difíciles, en medio de una sociedad fuertemente secularizada. Pidamos al Señor que el ejemplo del santo, fiel hasta la muerte, fortalezca a la Iglesia alemana.

jueves, 4 de junio de 2015

Por el P. Arnold


Ayer falleció en nuestro Monasterio de Santa Otilia el P. Arnold, a los ochenta años de edad, como consecuencia del cáncer que padecía. Fue párroco de la vecina Parroquia de Eresing durante muchos años, celebrando con celo la Eucaristía y los distintos sacramentos en dicha comunidad. Que el Señor le acoja en su seno y le conceda el perdón de todas sus faltas.

Dale, Señor, el descanso eterno.
Y brille para él la luz perpetua.
Descanse en paz.
Amén.

miércoles, 3 de junio de 2015

Por los perseguidos a causa de la fe

En la Memoria del Martirio de san Carlos Luanga y sus compañeros, pidamos al Señor la fuerza de la fe para cuantos siguen sufriendo persecución a causa de fidelidad a Cristo, tanto en el continente Africano (especialmente en Nigeria), como en el Oriente Medio.


Dios nuestro,
que hiciste de la sangre de tus mártires
semilla de nuevos cristianos,
concédenos bondadosamente
que el campo de tu Iglesia,
regado por la sangre de san Carlos Lwanga y sus compañeros,
te brinde siempre una generosa cosecha.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

martes, 2 de junio de 2015

Preces mozárabes del Oficio de la Aurora


Dios, ten piedad, 
Dios, ten piedad,
Dios, ten piedad:

de los enfermos, 
de los oprimidos,
de los dispersos, 
de los cautivos, 
de los que viajan, 
de los navegantes, 
de los atribulados, 
de los penitentes 
y de los fieles difuntos,

socórrelos sin demora, Padre Celestial.

lunes, 1 de junio de 2015

Trisagio mozárabe de la Misa de Pentecostés


Santo Dios, que te sientas sobre querubines,
único invisible.
Santo Fuerte, que eres glorificado en las alturas
por las voces de los ángeles.
Santo Inmortal, que eres Salvador inmaculado,
apiádate de nosotros, aleluya, aleluya.