martes, 24 de febrero de 2015

Para que la Palabra de Dios fructifique en nosotros


Así dice el Señor: «Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.»

Esta profecía de Isaías, que aparece hoy en la primera lectura de la Eucaristía, nos invita a pedir, los unos por los otros, para que la gracia del Señor nos mueva de escuchar la Palabra de Dios y evitar todos los obstáculos que impidan que fructifique en nosotros.

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