jueves, 14 de febrero de 2013

Oración de Juan Pablo II a los Santos Cirilo y Metodio



Cirilo y Metodio son como los eslabones de unión, o como un puente espiritual, entre la tradición oriental y la occidental, que confluyen en la única gran tradición de la Iglesia universal. Para nosotros son paladines y a la vez patronos en el esfuerzo ecuménico de las Iglesias hermanas de Oriente y Occidente para volver a encontrar, mediante el diálogo y la oración, la unidad visible en la comunión perfecta y total ...

En la actuación del propio carisma, Cirilo y Metodio dieron una contribución decisiva a la construcción de Europa, no sólo en la comunión religiosa cristiana, sino también con miras a su unión civil y cultural. Ni aún hoy existe otra vía para superar las tensiones y reparar las rupturas y antagonismos existentes, tanto en Europa como en el mundo, los cuales amenazan con provocar una espantosa destrucción de vida y de valores. Ser cristiano en nuestro tiempo significa ser artífice de comunión en la Iglesia y en la sociedad. A tal fin ayudan un espíritu abierto hacia los hermanos, la mutua comprensión y la prontitud en la cooperación mediante un generoso intercambio de los bienes culturales y espirituales.


A Ti, pues, Dios Padre todopoderoso Dios Hijo que has redimido al mundo, Dios Espíritu Santo que eres fundamento y maestro de toda santidad, deseo encomendarte la Iglesia entera de ayer, de hoy y de mañana; la Iglesia que está en Europa y que está extendida por toda la tierra. En tus manos pongo esta riqueza singular compuesta de tantos dones diversos, antiguos y nuevos que forman el tesoro común de tantos hijos diversos. Toda la Iglesia te da gracias a Ti, que llamaste a las naciones eslavas a la comunión de la fe por la herencia y por la contribución dada al patrimonio universal. Te da gracias por esto, de modo particular, el Papa de origen eslavo. Que esta contribución no cese jamás de enriquecer a la Iglesia, al continente europeo y al mundo entero. Que no se debilite en Europa y en el mundo de hoy. Que no falte en la conciencia de nuestros contemporáneos. Deseamos acoger íntegramente todo aquello que, de original y válido, las naciones eslavas han dado y siguen dando al patrimonio espiritual de la Iglesia y de la humanidad.

Juan Pablo II
Slavorum Apostoli


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