lunes, 11 de noviembre de 2013

Oración de un monje pecador


Señor, Dios Todopoderoso, que por amor creaste al hombre y en tu infinita misericordia no permitiste que pereciera a causa de su pecado, sino que enviaste a tu propio Hijo para rescatar a la oveja perdida.

Señor eterno, que nos has llamado desde la nada a la existencia, y has derramado sobre nosotros tu Espíritu Santo, para que en todo momento el poder salvador de Jesucristo perdure eficaz en nuestras vidas.

Dueño y Rector del Universo, humildemente te suplico nos concedas paciencia para soportar la adversidad, humildad en la vida cotidiana, alegría en la esperanza y amor en la verdad.

Que tu eterna belleza se refleje en nuestras obras, que tu generosa bondad guíe nuestras obras, y que la claridad de tu verdad ilumine nuestros caminos.

No permitas, Padre celestial, que el desaliento perturbe nuestra peregrinación, ni que la oración desaparezca de nuestro corazón. Antes bien, concédenos vivir en tu presencia agradándote con nuestros actos.

Te lo pedimos a ti, Señor nuestro, que con el Hijo y el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. 

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