sábado, 18 de julio de 2015

Contemplación del siervo amado

Murillo. Cristo después de la flagelación

Mirad a mi siervo, mi elegido,
mi amado,
mi predilecto.
Sobre él he puesto mi espíritu
para que anuncie el derecho a las naciones.
No porfiará,
no gritará,
no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará,
el pábilo vacilante no lo apagará,
hasta implantar el derecho;
en su nombre esperarán las naciones.

Profeta Isaías 42

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