Dios, Padre todopoderoso,
con redoblada súplica te pedimos que,
por tu benigna grandeza,
guardes a tus siervos y a tus siervas:
líbralos de los insidiosos ardides del adversario,
defiéndelos, día y noche,
para que el astuto enemigo
no los domine ni en el cuerpo ni en el espíritu;
que las preocupaciones materiales no los desvíen,
sino que la luz verdadera de tu Hijo
les mantenga atentos para acoger el resplandor del espíritu.
Gobierna y rige con celestial sosiego a tu Iglesia,
fundamento de la verdad,
para que no sucumba ante las presiones del mundo
ni al escándalo de las divisiones innecesarias.
Haz que quienes ocupan los primeros puestos
estén cimentados en la fe católica,
dedicados de lleno a sus obligaciones,
esclarecidos por su piedad,
sosegados por su paciencia,
tranquilos en la paz,
y conserva en el bien a todo el universo.
R/. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario