En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Porque consagraste Sacerdote eterno
y Rey del universo
a tu único Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
ungiéndolo con óleo de alegría,
para que ofreciéndose a si mismo
como víctima perfecta y pacificadora
en el altar de la cruz,
consumara el misterio de la redención humana,
y, sometiendo a su poder la creación entera,
entregara a tu majestad infinita
un reino eterno y universal:
el reino de la verdad y de la vida,
el reino de la santidad y la gracia,
el reino de la justicia,
el amor y la paz.
Por eso,
con los ángeles y los arcángeles
y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar
el himno de tu gloria.
Santo, Santo, Santo
es el Señor, Dios del Universo
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor
Hosanna en el cielo
Ungido con óleo de alegría. Una diferencia con los reinados terrenos. Qué Rey tenemos!.
ResponderEliminarGracias por tu gran Misericordia. Mayo 6: 20 22.
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