Este domingo 9 de noviembre, un sacerdote celebró la Misa ante un grupo de jóvenes, en la iglesia caldea de San Jorge en la localidad de Tel Isqof, situada en una zona de la llanura de Nínive que se disputan los yihadistas del Estado Islámico (IS) y las tropas kurdas Pershmerga, y que ha podido abrir de nuevo sus puertas después de meses de abandono. El cura y los jóvenes están refugiados en el Kurdistán pero quisieron acercarse a su localidad para celebrar la Misa y dar testimonio de su fe y de su intención de no abandonar su tierra.
Esta noticia nos urge a no olvidar en nuestra oración a los cristianos perseguidos en Irak y en Siria. Pidamos al Señor que fortaleza su fe y los mantenga en la caridad. Pidamos también por nuestras comunidades eclesiales, tantas veces tan dormidas en su tibieza y en su comodidad, para que el glorioso ejemplo de los mártires nos mueve a renovar nuestra fe.
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