Ayer la obediencia me mandó al Hospital de Landsberg, para preparar los Oficios de Semana Santa, que habré de celebrar allí. Al ver mi hábito en la capilla, una señora pidió la unción de enfermos para su padre. Me llevaron a la Unidad de Cuidados Intensivos. Al final, tuve que dar dos unciones de enfermos, a personas mayores que, probablemente, están viviendo los últimos instantes de su vida.
Por eso, hoy pido que unamos nuestras oraciones por todos los moribundos que han llegado a los últimos días de su existencia. Nos solemos acordar de ellos sólo cuando pertenecen a nuestras familias. Pidamos al Señor que conceda especialmente su misericordia a estas personas, que están a punto de vivir el último instante de su vida, para que confiando en el Señor, salgan en paz de esta vida y sean acogidos en la misericordia de Dios, Padre todopoderoso.
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