Mientras comenzamos a celebrar los misterios de la Pasión y Resurrección del Señor, en una país cristiano del oriente europeo, Ucrania, continúa la fuerte tensión con la vecina Rusia, y con los conflictos internos que han llevado a su sociedad al borde de la guerra.
Pidamos al Señor que mueva los corazones de los hombres, para que la intransigencia ceda ante el mensaje de amor y de reconciliación que nuestro Señor proclamó desde la Cruz. Que todos comprendan que la guerra sólo conduce a la destrucción, a la muerte y al odio.
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