Oremos por los jóvenes, para que nunca pierdan la bondad de sus corazones, para que siempre tiendan con generosidad hacia ideales altos y hermosos, para que la maldad del mundo que hemos creado los mayores no consiga corromper su corazón.
No es fácil vivir hoy la fe, en medio de tantas engañosas sugestiones. Sin embargo, los corazones de los jóvenes suelen ser nobles y generosos. Oremos para que busquen la bondad y la belleza y lleguen a descubrirla plenamente en Cristo resucitado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario