Señor, pastorea a tu pueblo con el cayado,
a las ovejas de tu heredad,
a las que habitan apartadas en la maleza,
en medio del Carmelo.
Pastarán en Basán y Galaad, como en tiempos antiguos;
como cuando saliste de Egipto y te mostraba mis prodigios.
¿Qué Dios como tú,
que perdonas el pecado y absuelves la culpa al resto de tu heredad?
No mantendrá por siempre la ira,
pues se complace en la misericordia.
Volverá a compadecerse y extinguirá nuestras culpas,
arrojará a lo hondo del mar todos nuestros delitos.
Serás fiel a Jacob, piadoso con Abrahán,
omo juraste a nuestros padres en tiempos remotos.
Lectura de la profecía de Miqueas (7,14-15.18-20)
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