Ayer ha tenido lugar en la ciudad de Munich un nuevo episodio de violencia indiscriminada, que se ha saldado con una decena de muertos. Se une a otros tantos atentados, que están sembrado de sangre y terror el continente europeo. Oremos, pues, al Señor, para que frene el corazón de los violentos, y sustituya los pensamientos de odio por los de paz, haciendo posible la concordia y la pacífica convivencia entre los distintos pueblos, entre las distintas formas de concebir la propia existencia.
Oremos, también, por el eterno descanso de cuantos han fallecido en el ataque de ayer. Oremos por sus familias, que lloran tan inesperada tragedia.
Dales, Señor, el descanso eterno.
Y brille para ellos la luz perpetua.
Descansen en paz.
Amén.
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