Salió el sembrador a sembrar.
Al sembrar, un poco cayó al borde del camino;
vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso,
donde apenas tenía tierra,
y, como la tierra no era profunda,
brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron.
El resto cayó en tierra buena y dio grano:
unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta.
El que tenga oídos que oiga.»
Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,1-9)
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