Oremos por las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa. Como a san Bartolomé, sigue el Espíritu Santo llamando a quien él quiere, para seguir el camino que Cristo nos trazó. Pidamos al Señor que conceda fuerza a estos jóvenes para renunciar a los goces del mundo, fortaleza para soportar las contrariedades de la vida, y un gran amor a Jesucristo, el Hijo de Dios.
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