Dios todopoderoso y eterno,
que por la venida de tu Hijo unigénito
has hecho resplandecer una nueva luz,
concédenos que, así como él compartió nuestra condición humana
al nacer de la Virgen,
también nosotros lleguemos a compartir su reino de gracia.
Él que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
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