En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Porque en los apóstoles Pedro y Pablo
has querido darnos un motivo de alegría:
Pedro fue el primero en confesar la fe;
Pablo, el maestro que la anunció con claridad;
Pedro fundó la primitiva Iglesia con el resto de Israel;
Pablo la extendió entre los paganos llamados a la fe.
De esta forma, Señor,
por caminos diversos,
congregaron a la única familia de Cristo;
y coronados por el martirio,
son igualmente venerados por tu pueblo.
Por eso, con todos los ángeles y santos,
te alabamos, proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo
es el Señor,
Dios de universo.
Llenos están el cielo y la tierra
de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor
Hosanna en el cielo
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