lunes, 6 de junio de 2016

Para que el Señor nos conceda vivir las bienaventuranzas


La liturgia de hoy nos anuncia las Bienaventuranzas. Oremos, pues, los unos por los otros, para que el Señor nos conceda vivir en el espíritu de las bienaventuranzas, esperando la dicha futura que nos ha prometido en la participación de su Misterio Pascual.

Bienaventurados los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los cielos.

Bienaventurados los mansos,
porque ellos poseerán en herencia la tierra.

Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que buscan la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los cielos.

Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan
y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos.

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