Jean Baptiste de Champaigne - El Buen Pastor |
Señor, no me corrijas con ira,
no me castigues con cólera.
Misericordia, Señor, que desfallezco;
cura, Señor, mis huesos dislocados.
Tengo el alma en delirio,
y tú, Señor, ¿hasta cuándo?
Vuélvete, Señor, liberta mi alma,
sálvame, por tu misericordia.
Porque en el reino de la muerte nadie te invoca,
y en el Abismo, ¿quién te alabará?
Estoy agotado de gemir,
de noche lloro sobre el lecho,
riego mi cama con lágrimas.
Mis ojos se consumen, irritados,
envejecen por tantas contradicciones.
Apartaos de mí los malvados,
porque el Señor ha escuchado mis sollozos;
el Señor ha escuchado mi súplica,
el Señor ha aceptado mi oración.
Que la vergüenza abrume a mis enemigos,
que avergonzados huyan al momento.
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