Dios todopoderoso y eterno,
infunde bondadosamente tu Espíritu en nosotros,
para que nuestros corazones sean fortalecidos
por aquel amor invencible
con que el mártir san Vicente
superó todos los tormentos.
infunde bondadosamente tu Espíritu en nosotros,
para que nuestros corazones sean fortalecidos
por aquel amor invencible
con que el mártir san Vicente
superó todos los tormentos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
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