jueves, 27 de abril de 2017

Por los cristianos perseguidos


Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.» Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos.

El texto de los Hechos de los Apóstoles, que se nos propone como primera lectura en la Eucaristía de hoy, nos pone de manifiesto cómo, ya desde el comienzo de la Iglesia, la persecución ha sido una constante que ha acompañado su periplo a través de la Historia.

Oremos por los mártires de nuestro tiempo, que sufren por su fidelidad a Cristo, para que el Señor sostenga su combate, y mueva nuestro corazón a compartir sus sufrimientos.

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