Oremos por aquellos que no pueden creer, por aquellos a quienes la vida y sus dificultades empujan a pensar que no hay esperanza alguna más allá de nosotros mismos.
Oremos por quienes se ven engañados por los halagos de una vida placentera y creen que sólo en esto efímero consiste la felicidad.
Oremos por quienes son incapaces de reconocer la belleza suprema y la verdad última en Jesús, salvador y redentor de los hombres.
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