¡Oh, Santa Cruz!,
madero hermoso en donde murió mi Señor,
para darme eterna luz y librarme del contrario,
ante ti me humillo
y reverente imploro a mi Señor Jesucristo
que por los padecimientos que sobre ti recibió en su santísima Pasión,
me conceda los bienes espirituales y corporales que me convengan.
Elevada ante el mundo
eres faro luminoso que congregas a tu alrededor a la cristiana grey
para entonar cantos de gloria al Cristo Rey, al Dios Hombre,
que siendo dueño de todo lo creado,
permitió ser crucificado sobre ti para la redención del género humano.
Sobre ti se operó el asombroso misterio de la redención del mundo;
desde entonces, libre el cristiano del pecado original,
puede llamarse hijo de Dios Eterno y aspirar a la gloria celestial
¡Bendita seas!
Por los siglos de los siglos fuiste entre los paganos
signo de baldón y afrenta;
y hoy eres emblema del cristiano
y esperanza para ser perdonado
por el sublime sacrificio de mi Señor Jesucristo,
a quién esperamos servir y honrar
por toda la eternidad.
Amén.
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