domingo, 18 de mayo de 2014

Prefacio 4 de Pascua


En verdad es justo y necesario,
 es nuestro deber y salvación
glorificarte siempre, Señor,
pero más que nunca en este tiempo,
en que Cristo, nuestra pascua, ha sido inmolado.

Porque en Él
fue demolida nuestra antigua miseria,
reconstruido cuanto estaba derrumbado
y renovada en plenitud la salvación.

Por eso, con esta efusión de gozo pascual,
el mundo entero se desborda de alegría
y también los coros celestiales,
los ángeles y los arcángeles,
cantan sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo
es el Señor, Dios del universo. 
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo. 
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

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