Vivimos en un mundo tantas veces oscuro y mediocre donde la mezquindaz hemos dejado que acampe entre nosotros habitando y haciendo morada en nuestros corazones.
Oremos hoy para que sea el Verbo de Dios, su luz, grandeza y belleza las que dominen todo nuestro entorno y llenen nuestro ser para que podamos sentirnos verdaderos hijos de la Luz, de lo Bello, del Grande, de Dios, Padre y Señor Nuestro.
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