Aquel día, se cantará este canto en el país de Judá:
«Tenemos una ciudad fuerte,
ha puesto para salvarla murallas y baluartes:
Abrid las puertas para que entre un pueblo justo,
que observa la lealtad;
su ánimo está firme y mantiene la paz,
porque confía en ti.
Confiad siempre en el Señor,
porque el Señor es la Roca perpetua:
doblegó a los habitantes de la altura y a la ciudad elevada;
la humilló, la humilló hasta el suelo,
la arrojó al polvo, y la pisan los pies,
los pies del humilde, las pisadas de los pobres.»
Lectura del libro de Isaías (26,1-6)
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