Comenzamos la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Este año, la Iglesia nos propone el encuentro de Jesús con la samaritana en el pozo de Jacob, como texto de apoyo en nuestra oración y meditación. En su mensaje al comienzo de esta semana, se nos dice:
En el texto de Juan 4, Jesús es un forastero que llega cansado y sediento. Necesita ayuda y pide agua. La mujer está en su territorio; el pozo pertenece a su pueblo, a su tradición. Es dueña del cántaro y es la que tiene acceso al agua. Pero ella también tiene sed. Se encuentran y ese encuentro ofrece a los dos una oportunidad inesperada. Jesús no deja de ser judío por haber bebido el agua que le ofrece la mujer samaritana. La samaritana sigue siendo ella misma al abrazar el camino de Jesús. Cuando reconocemos que tenemos necesidades recíprocas, tiene lugar la complementariedad en nuestras vidas de un modo más enriquecedor. «Dame de beber» supone que tanto Jesús como la samaritana piden lo que necesitan del otro. «Dame de beber» nos empuja a reconocer que las personas, las comunidades, las culturas, las religiones y los distintos grupos étnicos se necesitan unos a otros.
«Dame de beber» implica una acción ética que reconoce la necesidad que tenemos los unos de los otros para vivir la misión de la Iglesia. Nos obliga a cambiar nuestra actitud, a comprometernos en buscar la unidad en medio de nuestra diversidad a través de una apertura a una variedad de formas de orar y de espiritualidad cristiana.
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