Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis vestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y, si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.
Este texto de la Carta a los Gálatas que leemos hoy en la Eucaristía nos invita a orar por la caridad y la unidad dentro de la Iglesia, cuyo más estable fundamento se encuentra en Cristo, en el amor que Dios nos ha manifestado salvándonos por medio de su propio Hijo, que cargó con nuestros pecados en la Cruz, y en la Resurrección triunfó sobre el poder del mal. Oremos, especialmente, por todos cuantos hemos recibido el bautismo, para que la paz y el amor cristiano sean siempre el fundamento de nuestro pensar y nuestro actuar.
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