Los cristianos, mientras avanzamos por el camino de la vida hacia nuestro destino celestial, sentimos la compañía de María, la Madre de Jesús; y el islam también honra a María y la saluda como "elegida entre todas las mujeres del mundo" (Corán, III, 42). La Virgen de Nazaret, la Señora de Saydnâya, nos ha enseñado que Dios protege a los humildes y "dispersa a los soberbios de corazón" (Lc 1, 51). Ojalá que los cristianos y los musulmanes se traten con sentimientos de fraternidad y amistad, para que el Todopoderoso nos bendiga con la paz que sólo el cielo puede dar. ¡Al Dios único y misericordioso, alabanza y gloria por siempre! Amén.
Estas palabras de san Juan Pablo II en la Mezquita de Damasco, donde se veneran las reliquias de san Juan Bautista, nos invitan a orar con insistencia por nuestros hermanos cristianos de Siria e Irak, que padecen una cruel persecución a manos de extremistas musulmanes. Pidamos al Señor, por la intercesión del santo mártir, la constancia en la fe para nuestros hermanos, el triunfo del amor y la caridad, y el cese de la violencia de los extremistas.
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