En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Él se levantó y lo siguió.
Este fragmento del Evangelio según san Mateo, que leemos hoy en la liturgia eucarística, nos invita a orar, los unos por los otros, para que nuestros corazones escuchen la llamada del Señor a la conversión, y le sigamos sin temor a renunciar a los lazos del mundo que nos apartan de su amor.
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