Hace no muchos días se encontraban en Roma, invitados por el Santo Padre, los gobernantes de Israel y Palestina, para orar por la paz, en compañía del Patriarca Ecuménico. Desgraciadamente, tras una serie de horrendos asesinatos, han vuelto a volar las bombas en sendas direcciones, con decenas de muertos y viviendas destruidas. Oremos al Señor por la paz en la Tierra Santa. Parece que sólo la oración puede frenar lo que los hombres provocan con sus conflictos.
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