Así dice el Señor:
Yo cambiaré la suerte de las tiendas de Jacob,
me compadeceré de sus moradas;
sobre sus ruinas será reconstruida la ciudad,
su palacio se asentará en su puesto.
De ella saldrán alabanzas y gritos de alegría.
Los multiplicaré, y no disminuirán;
los honraré, y no serán despreciados.
Serán sus hijos como en otro tiempo,
la asamblea será estable en mi presencia.
Castigaré a sus opresores.
Saldrá de ella un príncipe,
su señor saldrá de en medio de ella;
me lo acercaré y se llegará a mí,
pues, ¿quién, si no, se atrevería a acercarse a mí?
–oráculo del Señor–.
Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios.
Lectura del libro de Jeremías (30,1-2.12-15.18-22)
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