Afortunado es el hombre que tiene tiempo para esperar, diría el gran dramaturgo Pedro Calderón de la Barca. Así nosotros en esta semana final del año litúrgico, a las puertas del adviento y la espera de la venida escatológica de Cristo recemos por todos aquellos que viven sumidos en la oscuridad de la desesperanza para que puedan encontrar en la resurrección de Cristo la luz que abra su espíritu a la vida nueva en Dios.
Pongamos nuestra esperanza en el Dios vivo. 1 Tm 4, 10
No hay comentarios:
Publicar un comentario