Hoy es el mismo Señor el que nos pide que oremos para que Dios todopoderoso, el dueño de los sembrados, envíe obreros a su mies.
Oremos, pues, por los seminaristas, por los novicios y novicias, y por todos los que son llamados por el Señor a participar en cualquiera de los institutos de vida consagrada. Para que acojan con generosidad esta llamada, y respondan con una vida santa a la vocación que en ellos suscita el Espíritu Santo.
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
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