domingo, 26 de mayo de 2019

Su lámpara es el Cordero


El ángel me transportó en éxtasis a un monte altísimo,
 y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén,
 que bajaba del cielo, enviada por Dios,
 trayendo la gloria de Dios.
 Brillaba como una piedra preciosa,
 como jaspe traslúcido.
 Tenía una muralla grande y alta
 y doce puertas custodiadas por doce ángeles,
 con doce nombres grabados:
 los nombres de las tribus de Israel.
 A oriente tres puertas,
 al norte tres puertas,
 al sur tres puertas,
 y a occidente tres puertas.
 La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres:
 los nombres de los apóstoles del Cordero.
 Santuario no vi ninguno,
 porque es su santuario el Señor Dios todopoderoso y el Cordero.
 La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre,
 porque la gloria de Dios la ilumina
 y su lámpara es el Cordero.

 Apocalipsis 21,10-14.21-23

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