El piadoso José, bajó Tu Cuerpo Puro del Madero, Lo amortajó con aromas en un lienzo limpio, Lo preparó y Lo puso en un sepulcro nuevo.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Cuando descendiste hacia la Muerte ¡Vida Inmortal! Diste muerte al infierno con el relámpago de tu Divinidad; Y cuando levantaste a los muertos de las entra-ñas de la tierra, todos los Poderes Celestiales Te exclamaron: “¡Cristo Dios, Dador de la vida, gloria a Ti!”.
El Ángel se había presentado cerca del Sepulcro, diciendo a las mujeres portadoras del bálsamo: “El bálsamo es apto para los muertos, pero Cristo se había mostrado Ajeno a la corrupción.”
Una y otra vez, en paz, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.
Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y guárdanos, Dios, con Tu Gracia.
Señor, ten piedad.
Conmemorando a la Santísima, Pura, Que excede todas las bendiciones, la Gloriosa Soberana nuestra, la Madre de Dios, Coro: ¡Santísima Madre de Dios, sálvanos! La Siempre Virgen María, con todos los Santos, encomendémonos a nosotros mismos, y mutuamente los unos a los otros, y toda nuestra vida a Cristo Dios.
Porque Tú eres el Rey de la paz; y te glorificamos, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén
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