Oremos por los moribundos y todos aquellos que hoy se encontraran con Cristo en el silencio de la muerte, que sea él quien los rescate del abismo y los conduzca, en su eterna misericordia, a las puertas de la Gloria abiertas de par en par por su Resurrección.
Acuérdate de los que viven en la soledad este trance y consuelalos con tu presencia. No les dejes caer en la desesperación y dales tu amoroso abrazo cuando se encuentren ante ti.
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